lunes, 30 de marzo de 2015

Lo que te pierdes por el Efecto Túnel

El efecto túnel puede ser muy útil en determinados momentos de nuestra vida, siempre puntuales, porque ayudan a focalizar nuestra atención y canalizar la energía de manera eficiente para conseguir aquello que nos proponemos/necesitamos, pero como estrategia recurrente siempre conlleva la perdida de oportunidades y un efecto bucle perverso que no permite que salgamos del sufrimiento. Si os parece podemos ver un par de ejemplos:

1.- Permitidme que os presente a Roberto. Él es una persona tranquila, que evita los conflictos encerrándose en su pequeña ferretería para evitar las decepciones que inundan el mundo, pero claro, quien desea evitar decepciones no está capacitado para percibir ni disfrutar de las ilusiones:

Un Cuento Chino (Sebastian Borensztein, 2011)


El enfado es como un torrente de energía que hemos de canalizar repentinamente. Si además tenemos en cuenta que no hemos recibido información de cómo hacerlo, el resultado suele ser este, focalizamos nuestra rabia hacia fuera, hacia un punto determinado y anulamos el resto de nuestro campo de visión, perdiéndonos todo lo que hay en él, tanto peligroso como bueno.

Si como público parcial que somos pudiésemos llamar la atención de Roberto, le diríamos que no pierda el tiempo con un estúpido que le envía tornillos de menos, porque ganar esa batalla no le va a producir ninguna ventaja significativa, que se gire, que esa mujer ha venido a verle a él, que algo desea, que se arriesgue... pero no lo hace y no parece que desee hacerlo, porque el efecto túnel le impide ver más allá de su propio miedo, y así se condena a seguir sufriendo porque no aprende nunca nada nuevo ni logra victorias significativas, pero sobre todo, pierde importantes ocasiones en su vida.

2.- Permitidme que ahora os presente a Franklyn, él se define a sí mismo como un neurótico, vamos, una persona que está más centrada en los procesos internos de su mente y de su cuerpo que en su relación con el exterior, o en otras palabras, está muerto de miedo. Un detalle importante es que está haciendo psicoterapia, y su terapeuta es Hannibal Lecter (y Franklyn no sabe lo que puede llegar a hacer su terapeuta):

Hannibal (NBC, 2013 - )

Podemos ver que Franklyn tiene otra manera de canalizar la atención, la canaliza hacia adentro. Él es consciente de sus propias limitaciones y sólo se abre un poco al exterior para darse cuenta de lo mal que lo hace todo, de la mala suerte que tiene o de inepto que es. Pero si le pudiésemos decir que el león sí que está en la habitación y que él es afortunado porque ha tentado al mismo y ha sobrevivido, ¿no se sentiría afortunado? ¿No vería la vida con menos miedo? ¿No creería que posee alguna capacidad si ha podido sobrevivir a un encuentro al que muchos no hacen?

Pero claro, no le podemos avisar, y de alguna manera sabemos que si sigue tentando la suerte sin saberlo es posible que no tenga demasiado tiempo para seguir sufriendo su vida...