martes, 21 de junio de 2016

¿Cómo conseguir una pelea?

Discutir puede ser un arte, pero pelear, pelear es la sublimación de ese arte. No es algo difícil pero no todo el mundo sabe conseguir que una conversación interesante acabe derivando en una apasionada pelea, que además puede servirnos para descargar la tensión acumalada. De manera que si deseas crecer en este arte, te puedo ofrecer tres opciones que te llevarán a una pelea segura en un lapso de tiempo no muy largo...

1.- Realizar afirmaciones. Cuando estás en una conversación que deseas que evolucione a pelea una de las primeras cosas que puedes hacer es afirmar constantemente. No se te ocurra hacer preguntas bajo ningún concepto. Las preguntas invitan a la reflexión, al análisis, a la introspección, pero las afirmaciones llevan a una progresiva incomodidad que poco a poco derivará a una actitud defensiva que provocará los primeros roces que andas buscando.

Riesgos de esta estrategia: Que tu interlocutor realmente crea que eres mejor que él y te acabe dando trato de gurú. No habrá pelea, pero tendrás alguien de quien aprovecharte...

2.- Discute sobre obviedades. En principio lo obvio debería ponernos a todos de acuerdo, porque lo obvio se rige por el sentido común. ¿Todavía no te has dado cuenta que cada uno tenemos nuestro propio sentido común que ne algún aspecto choca con el de los demás? Pues eso. Céntrate en lo obvio y poco a poco las pequeñas diferencias erosionarán la complacencia del otro y encontraréis un tema estúpido por el que pelear, y por el que no rendirse.

Riesgos de esta estrategia: Hay una serie de temas que son tan fáciles (por obvios) de provocar una pelea que conviene usar poco: Política, religión y fútbol. ¿Por qué? El uso abusivo de estos temas te puede etiquetar como intolerante a ojos de los demás, y eso hará que el fácil seas finalmente tú. Y el usado por la voluntad de los demás, también...

3.- Utiliza las cuatro palabras mágicas: NUNCA - SIEMPRE - TODO - NADA. Fíjate. Cuando alguien utiliza alguna de estas palabras contigo, inmediatamente se te ocurre una excepción de lo contrario y te entran ganas de demostrarle al otro lo equivocado que está. Por ejemplo:
               - ¡Nunca haces la cama!
               - La hice hace tres meses.
Forma parte de nuestra naturaleza. No lo podemos evitar. "¿Cómo que siempre lo haces tú todo? ¿y qué pasa de todo lo que hago yo?"... Y así hasta la descarga de frustración tan deseada.

Una variante soft de esta estrategia es la utilización de la proposición adversativa PERO. Utilizas, de entrada, una afirmación positiva sobre tu adversario y luego, después del PERO, descargas todas las opiniones negativas que tienes sobre él/ella. Por ejemplo: "Eres muy simpática pero ****** ****** ****** ******".

Riesgos de esta estrategia: Te pueden considerar un rígido totalitario si abusas de ella.

¿Qué es mejor? Combinar sabiamente las tres estrategias de manera sutil hasta que estalle el conflicto. Puedes ir pasando de una a otra de manera alternativa y hacer hincapié en una diferente en cada pelea que desees iniciar.

Algunas personas con escaso sentido común puede utilizar esta entrada y las sugerencias que en ella se explican para aprender a identificar las estrategias y diseñar a su vez respuestas que las neutralicen. Obviamente no puedo hacerme responsable de las consecuencias que se deriven de la utilización perversa de lo publicado anteriormente.

Disfrutad de vuestras peleas!!!