martes, 7 de junio de 2016

Familias centrífugas

Las familias, como grupo humano, se forman entorno a la figura de los padres. Podríamos decir que son el núcleo entorno al que gravita todo lo demás, y todo lo que gravita se mantiene en la órbita correcta si hay un equilibrio entre las fuerzas centrífugas, que tienden a expulsar lejos, y las centrípetas, que tienden a aglutinar.

Si las fuerzas se mantienen en equilibrio el resto de integrantes de la familia, generalmente los hijos, están lo bastante cerca de los padres como para beneficiarse de la seguridad que estos brindan pero lo bastante alejados como para poder explorar el entorno con cierta libertad y comenzar a experimentar en sus propias carnes las consecuencias de sus decisiones. 

Poco a poco el deseo de vivir la propia vida y la confianza que otorgan los valores, principios y conocimientos obtenidos a través de los padres lleva a los hijos a ir adquiriendo una distancia cómoda para todos mientras ellos forman sus propias familias. 

Esto es lo que ocurre en una familia normal, pero en caso de producirse algún tipo de descompensación en el equilibrio de estas fuerzas, tendremos dos tipos de familias: Las centrífugas y las centrípetas.

En las familias centrífugas los hijos tienden a salir despedidos desde la órbita familiar hacia la sociedad, pero con un bagaje muy pobre de valores. Los hijos molestan. Sobran. Tienen que volar. Tienen que ser adultos rápidamente. La parte de dotarlos de bagaje emocional, moral y educacional, es opcional. Es más, en la mayoría de casos no se contempla. De esta forma los hijos se enfrentan a una realidad hostil en la que mostrarán una marcada dependencia de aquellas relaciones que encuentren y les den seguridad. Los padres no son una opción de ayuda, porque no se les puede molestar mientras disfrutan de su vida, con lo que la sensación de indefensión aprendida e impotencia se apoderan de ellos y destrozan su confianza, autoestima... En el peor de los casos los hijos chocan violentamente con la realidad y son devueltos al núcleo familiar con la misma fuerza con la que fueron lanzados, y comienzan un camino de ida y vuelta que repetirán hasta la saciedad...


¿Cómo viven esta situación los hijos? Culpa, rabia, miedo... ¿Cómo enfrentar con unas mínimas garantías la incertidumbre social si no te proporcionan un bagaje mínimo y una red de seguridad sobre la que caer. El miedo al fracaso es una constante que se manifiesta en inseguridad en unos casos y arrogancia en otros...

¿Cómo viven esta situación los padres? Ignorancia, apatía, desprecio, egoísmo... Y así les va. Y les irá. Pero muchos de ellos han sido tan emocionalmente ambivalentes que atan a los hijos cuando necesitan ayuda y aún así les pueden maltratar...

¿Qué clase de familia he tenido y qué clase de familia quiero construir?

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