martes, 16 de mayo de 2017

Declinaciones

Una de las peculiaridades del latín, creo que del griego también, es el hecho de que las palabras "se declinan" adaptándose a la función que tienen en la frase. Por eso aquella coña del rosa, rosae. Cuando estudiábamos latín eso se nos hacía pesado, pero si pensamos en el castellano actual tenemos algo de declinaciones todavía, como los masculinos, femeninos, singulares y plurales. Adaptamos las palabras a la función que van a tener en la frase, no de una manera tan complicada como el latín, pero bueno, algo queda.

Y con este bagaje cultural, estando el otro día en terapia una persona me preguntó: "¿cómo podría decirle yo que no sin que se lo tome mal?". así, a bocajarro, como si los psicólogos tuviesemos respuestas certeras para las incertidumbres relacionales cotidianas. Por suerte, tenía el ipad a mano y recuperé una antigua imagen, esta:

La reación fue una sonrisa, pero me dijo que si le decía esto se enfadaría. ¿Pero, acaso podemos controlar la reacción de los demás? No. Tenemos que saber diferenciar las peticiones de las ordenes. Si alguien se ofende por una respuesta tan educada, es porque no tolera que se cumpla su voluntad. 

Y en este punto llegó el meollo sobre lo que deseaba reflexionar hoy. "La frase está bien, pero no se puede utilizar en todas las ocasiones" - me dijo - "Deberías tener una colección de frases como esta para quienes las necesitemos". La sesión derivó hacia otras cuestiones, pero yo me quedé preocupado.

¿Es el deber de un psicólogo tener tal colección? En caso afirmativo, ¿Existe esa colección? ¿Me la tengo que inventar? Imaginaos el estado de confusión en el que me hallé, así sin quererlo. Y entonces me acordé de las declinaciones latinas. ¿Y si pudiesemos hacer declinaciones de frases que consideramos adecuadas para diferentes situaaciones? La idea me pareció inspiradora...

Empecemos por la frase de la imagen:

"Me encantaría, pero no me apetece" Frase adecuada estandar.
"Me haría mucha ilusión, pero no me veo capacitado" Frase para rechazar una oferta profesional.
"Me gustas, pero como amigo" Esta ya existe, muchos la han oído, ¿verdad?
"Quiero hacerlo, pero tengo otras responsabilidades" Cuando quieres ecudarte en tu perfeccionismo.
"Me parece correcto, pero no se dan las circunstancias" Cuando quieres excusarte sin ser cutre.

Y así podría seguir, porque en el fondo no se trata más que de construir oraciones adversativas en las que la segunda parte de la frase se carga la primera, pero entonces recordé mis aprendizajes de lengua castellana, y me acordé que siempre me gustaron más las frases copulativas...