viernes, 14 de septiembre de 2018

Renunciar a la herencia

- Al final decidí que lo mejor que podía hacer es renunciar a la herencia de mi padre. No sé si es lo que me conviene económicamente hablando porque no hay manera de saberlo, tal y como es mi familia, pero si tengo en cuenta que él es el nexo con todos y que ya no está... Es una lucha que no creo que me valga la pena.

- ¿Y cómo te encuentras habiendo decidido esto?

- Bien. Bueno, bien a ratos. A pesar de esta decisión, no puedo evitar pensar en todo lo que se me va a venir encima en un futuro más o menos breve.

- ¿Qué se te va a venir encima?

- Todo. ¿No te he dicho ya que mi familia es muy caótica? Creo que las llamáis familias multiproblemáticas. A partir de ahora tendré que lidiar con las movidas de mi madre y de mis hermanos.

- ¿Por qué?

- Porque son mi familia.

- Pero tú has renunciado a la herencia...

- Claro que sí. ¿Qué tiene que ver?

- ¿Quieres decir que has renunciado a la parte potencialmente positiva para evitar posibles consecuencias negativas pero que no renuncias a la parte negativa segura?

- Dicho así suena como si fuese tonta.

- Tonta no lo sé, pero injusta sí que suena. Imagínate que fuera al revés...

- ¿Coger el posible dinero y renunciar a las movidas de mi familia? ¡Eso es egoísta!

- (...)

- Ya veo...

- Tu valoración parece sesgada claramente en tu defecto.

- Siempre ha sido así...

- Eso no significa que tenga que continuar siéndolo, ¿no te parece?

- Visto así...

- Lo que te puedes proponer si haces esto, no es cambio fácil, pero has de valorar si es un cambio que vale la pena.

- La pena sí que lo vale, sí, pero difícil va a ser un rato. No me lo van a poner fácil...

- Deberías aceptar que si son adultos y responsables para gestionar una herencia, entonces también lo son para gestionar las consecuencias de lo que hacen, eso que tú llamas movidas...