jueves, 10 de octubre de 2019

Cómo gripar mi cerebro

Tal vez el diagnóstico al que con más frecuencia nos enfrentamos en la clínica de adultos,  sea cual sea nuestra especialidad, es el de cerebro gripado. Pero claro, este es un diagnóstico que no aparece recogido en el DSM-5, ni seguramente en ninguno posterior que esté por llegar, aunque estoy seguro que si leemos entre líneas sí que aparece... Pero los DSM mejor los dejamos para otro día.

Photo by Natasha Connell on Unsplash

¿Qué caracteriza a un cerebro gripado? Lo primero que hemos de señalar es que el cerebro tiene dos estados básicos: puede estar en proceso de griparse o estar ya gripado. La mayoría nos encontramos en la primera fase, en un estado más o menos cercano al gripamiento, en cambio, la mayoría de las personas que solicitan terapia psicológica están en el segundo. Pero volvamos para contestar la pregunta con la que abría el párrafo: Un cerebro gripado se caracteriza básicamente por lo que vulgarmente se llama "pensar demasiado". ¡Cómo si eso fuese realmente posible!

El cerebro humano tiende a la eficiencia, de manera que nunca malgasta energía. El cerebro no puede pensar mucho ni poco. Piensa, y ya está. Tiende a pensar en bucle y mediante rutinas, pero estos bucles no suelen ser cerrados y permiten el avance del pensamiento. El problema se produce cuando el bucle se cierra y el pensamiento se vuelve recurrente u obsesivo. Y este es el punto clave, la obsesión.

Cuando una persona afirma pensar demasiado lo que en realidad quiere decir, bueno, si tuviese conocimientos básicos de psicología, es que piensa de manera obsesiva. Por eso, cuando busca pensar menos, se encuentra con que no puede, puesto que lo que le obsesiona no le permite avanzar si no lo resuelve. Y no le permitirá ni ahora ni en el futuro...

¿Cómo puedo gripar mi cerebro? Facilitando la obsesión llevado por el miedo a lo incierto o al fracaso. Tengo que resignarme a creer que la solución está dentro del bucle de mi obsesión y no en ninguna ilusión. He de sentirme seguro en mi estado de agobio. He de creer que no hay más posibilidad que la que estoy explorando obsesivamente. Como el chiste del borracho y la farola.

Y no hacer caso a nadie.

A nadie.

Hasta que creas que has de ir a un psicólogo.

O a un coach. Pero ellos te hablarán de tu zona de confort... ¿O era de resignación pasiva?