- ¿No hay nada que hacer o no sabes qué hacer?
- En estos momentos no sé ver la diferencia o no me parece significativa.
- Ya. Si no sabes qué hacer, siempre puedes aprender, ¿no?
- Sí, claro.
- Si no hay nada que hacer sólo puedes resignarte.
- No me gusta eso. Prefiero creer que hay algo que puedo hacer pero, ¿cómo saberlo?
- Lo importante no es saberlo, creo que lo importante es aprenderlo, o mejor dicho, decidir si quieres aprenderlo.
- ¿Cómo sabré si quiero aprenderlo o no?
- Supongo que depende de lo que te plantees conseguir... ¿Y si cambiamos la metáfora?
- A ver...
- A mi, toda esta situación del confinamiento me recuerda a otra situación que ya vivimos en nuestra vida, concretamente en la adolescencia, también muy lúdica y muy vinculada a la música. ¿Recuerdas cuando íbamos a una discoteca?
- Como para olvidarlo...
![]() |
photo by Sarthak Navjivan Unsplash |
- Recuerdas aquellas veces que estabas pasándotelo bien, disfrutando de la música y bailando, y parecía que el Dj acertaba siempre con las canciones y te lo estabas pasando dpm, y de repente...
- ¡Te ponían las canciones lentas!
- Correcto. ¿Qué hacías entonces?
- Eso era una putada. Sobre todo para mi, que no se me daba nada bien ligar allí y casi nunca tenía pareja con quien bailarlas...
- ¿Y cómo te sentías?
- Frustrado. Quería seguir bailando como hasta entonces pero no podía.
- ¿Por qué?
- Porque ya no sonaba la misma música y llamaría mucho la atención.
- ¿Qué posibilidades tenías?
- O joderme o aprender a conseguir pareja para poder seguir bailando, aunque fuese canciones lentas.
- ...
- Justo como ahora, ¿no?
- Recuerda que cuando no puedes arreglar una situación siempre puedes no complicarla.